domingo, 13 de marzo de 2016

Práctica 2: Autobiografía lectora.

Mi aventura con la literatura empezó cuando tenía unos 12 o 13 años. Mi hermano es escritor y gracias a él empecé a interesarme por la literatura. Al principio no le resultaba fácil animarme a leer.  Michał, mi hermano, tenía que prometerme premios por leer cada capítulo de la enorme novela titulada “Lalka” del escritor polaco Bolesław Prus. Este gran libro narraba una historia de una aristócrata que había perdido casi toda su fortuna y se veía obligada a casarse con un empresario. La acción transcurría en la Varsovia del siglo XIX y el libro estaba repleto de detalles de todo tipo y abundaba en largas descripciones. Al principio aquellas largas descripciones me aburrían bastante, pero el premio que me prometía mi hermano no me dejaba desistir de leer y cada capítulo terminado me llenaba de alegría.
Luego empecé a darme cuenta de que no estaba leyendo para conseguir aquellas chuches o gominolas sino porque me interesaba lo que sucedía dentro del libro y quería seguir descubriendo las vicisitudes de la aristócrata sin dinero. Así que luego fue más fácil y mi hermano ya no tenía que prometerme nada para que leyera, yo mismo cogía libros de su librería y pasaba las tardes leyendo y luego le contaba lo que había leído durante largos paseos.
Siendo ya adolescente me interesé por el idioma español y su cultura y fue entonces cuando descubrí la literatura iberoamericana. Empecé a leer las novelas de García Márquez, Borges, Cortázar o Vargas Llosa. Los apreciados momentos de lectura eran como viajes, cada vez más lejos, desde Buenos Aires a Aracataca. Gracias a estos momentos inolvidables de lectura decidí adentrarme en el mundo de la lengua castellana y decidí estudiar la carrera de hispánicas.
Ahora estoy viviendo en España y el español se ha vuelto mi segundo idioma, gracias a ello puedo leer las novelas de mis autores favoritos en versión original. Cosa que me llena de felicidad.


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